Viajar a Orante (Huesca).

Después de un largo proceso vuelvo a escribir y aunque pensaba hacerlo de mis vacaciones se me ha ocurrido que es mejor hablar de la vuelta y de lo que me ha costado conectar con la realidad.

La verdad es que este año me ha costado más volver al presente y no tengo claro por qué.

Después de un mes de haber vuelto de Marruecos y con mis filos dando un poquito de guerra decidí acercarme a Orante, un pueblo de escasos habitantes con un encanto especial rodeado de paz y misterio.

En su día, hace casi un año y medio, una buena amiga me habló de este mágico lugar cargado de historias alrededor de una pequeña ermita y sus energías telúricas.

Aparcas el coche y te diriges hacia la pequeña ermita subiendo una cuesta que te invita a realizar tu propia procesión a modo de introspección mientras disfrutas de unas maravillosas vistas. Cuando llegas arriba Antonio te recibe siempre con una amplia sonrisa además de mucho mimo y atención.

Después de haberte explicado con mucho cariño la historia y todo lo que acontece alrededor de la ermita en honor a San Benito, Antonio te recomienda sentarte en un punto específico todo el tiempo que necesites para que llenes de paz tus pensamientos y aquietes tu mente como paso previo a la entrada en la ermita.

Una vez en la ermita puedes sentir algo o no aunque lo que sí puedo asegurar es que sales como si te hubieras desprendido de la mochila que todos cargamos, te sientes liviano, relajado y tranquilo, te puede dar por reír, por llorar, sentirte cansado o mareado lo que es cierto es que no sales igual que entras.

Orante ermita

A parte del estado de relajación y tranquilidad (entre otras sensaciones) que consigo, disfruto hablando con Antonio por lo mucho que aprendo con sus sabios consejos porque, como dice el dicho: «Más vale el diablo por viejo que por diablo» y, personalmente, Antonio habla y aconseja con mucha sabiduría haciéndote aprender no sólo de ti mismo si no haciéndote replantear ciertos aspectos de la vida dándote más paz de la que habías conseguido estando en la ermita. También me gusta hablar con la encantadora mujer de Antonio, Maribel, que cocina de chuparse los dedos y me gusta compartir recetas de cocina con ella aunque sea ella las que me las dé a mí ;-P

No puedo despedirme sin recomendaros encarecidamente una visita a la ermita de San Benito de Orante y no sólo vivir esta experiencia (o no) si no, también conocer, como mínimo a Antonio que tiene un corazón tan grande que no le cabe en el pecho.

Un abrazo cargado de energía positiva!!

Estela.

Acerca de creandonubes

Creatividad en cada poro de mi Ser.
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